27 de abril
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27 by April by 2021
MENORES MIGRANTES
Lo que la ultraderecha no cuenta de los menores migrantes.
Desamparados por las instituciones, utilizados como chivo expiatorio por las derechas, abandonados a su suerte cuando alcanzan a la mayoría de edad, la problemática de los niños que viajan solos va más allá de las embestidas fascistas y entra en el ámbito de los derechos de la infancia.
Ismail El Majdoubi, de ex Menas, manda por whatsapp un documento: se trata de una denuncia a la policía. En ella se lee “como colectivo que trabaja con menores no acompañados entienden que el mensaje del cartel que denuncia, criminaliza y estigmatiza a la totalidad de los menores no acompañados. Identifican este mensaje como un discurso de odio”. El joven marroquí es portavoz de un colectivo que agrupa a chicas y chicos migrantes que han estado bajo la tutela del Estado.
Con esta acción el colectivo ex Menas dejaba el pasado jueves 22 de abril constancia de la preocupación que sienten ante una situación que “deja en evidencia la desprotección que sufrimos los menores y jóvenes migrantes”, se reafirma El Majdoubi. “El discurso racista de Vox ha repercutido en la sociedad de tal forma que un menor extranjero no es considerado un menor, los jueces no deberían de olvidarse que la señalización a un niño viola los derechos fundamentales de la infancia y su deber principal es proteger la máxima vulnerabilidad, nosotros en este caso”, concluye.
Junto a los propios jóvenes son muchas las organizaciones que han mostrado su repulsa ante el cártel de Vox. Lo expresaban en un comunicado firmado por más de 200 entidades el pasado 21 de abril, en el que criticaban “la instrumentalización de la infancia con fines electoralistas”.
⛔️Es intolerable instrumentalizar a la Infancia con fines electoralistas y más grave aún cuando se les criminaliza con bulos por el mero hecho de ser extranjeros y llegar a España solos. 👇🏿👇🏼#AnteTodoSonNinos #AnteTodoSonNiñas pic.twitter.com/sjanmf73Gm
— FUNDACIÓN RAÍCES (@f_raices) April 21, 2021
El eco de lo que pasó la semana pasada en Madrid llegó en seguida hasta Mercedes Jiménez, residente en Tánger. Esta doctora en Antropología Social, especialista en infancia migrante, se enfrentó a un dilema compartido por muchas voces antirracistas, ¿Cómo responder al famoso cartel sin ser involuntariamente funcional a la estrategia ultraderechista de ver amplificado y reproducido en todas partes su mensaje?
“Lo primero que te sale es, qué poca vergüenza y qué indignación”, confiesa Jiménez, que lleva dos décadas acompañando y estudiando los destinos de las niñas y niños que emprende su migración en solitario. Después de esa reacción inicial, viene otra reflexión, indica: “ves que hay una estrategia de comunicación bien pensada y planificada. No es nuevo, en la campaña electoral de Andalucía, Rocío Monasterio, ya estaba en el barrio de La Macarena con este mismo discurso, y el barrio entero contestó ante esta estrategia”.
“Hay una estrategia de comunicación bien pensada y planificada. No es nuevo, en la campaña electoral de Andalucía, Rocío Monasterio, ya estaba en el barrio de La Macarena con este mismo discurso, y el barrio entero contestó ante esta estrategia”
Pero el dilema persiste, ¿responder no es la reacción que la estrategia ultraderechista espera y necesita? Para Jiménez, ya solo su uso del término MENA, unas siglas que, recuerda, son solo un concepto jurídico incapaz de contemplar todas las realidades sociales de las niñas y niños en movimiento, responde a una resemantización desde el odio y el racismo. “Han creado un garabato, tiene que ver con un modelo neoliberal de comunicación muy vinculado a redes sociales, a algoritmos y está muy estudiado que nos provoquen”.
Si esto sucede, argumenta la activista, es también porque no han sido lo suficientemente condenados. “Esa es la otra clave, cuando la respuesta desde lo público es tan laxa y se confunde con la libertad de expresión este tipo de mensajes, ocurre que se sienten legitimados”. El efecto, de esta estrategia de comunicación machacona (no hay día que la extrema derecha no arremeta contra los menores migrantes) y esta falta de respuesta desde lo público es que “al final acabamos cuestionándonos sobre los menas y no sobre la ultraderecha”.
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