Critica de furia
by Albertocinefilo in
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21 by March by 2022
Hay cierta impredecibilidad que funciona bastante a favor de 'Furia' (serie que podéis encontrar en Filmin), que consiste en que por el primer par de episodios no te esperas que, gradualmente, todo cambie hasta el punto en el que lo hacen los acontecimientos. De hecho podríamos hasta decir que hay dos series en una por cómo cambia tanto el punto de vista como el alcance de los hechos.
Por decirlo claramente: lo que comienza como un policíaco rural —protagonizado por un padre viudo que comienza una nueva vida al norte de Noruega—, termina expandiéndose a una conspiración terrorista neonazi/de ultraderecha internacional —protagonizado por una policía infiltrada jugándose— capaz de desestabilizar toda la Unión Europea.
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Con estos mimbres a los que se suma los sentimientos despertados por el terrible atentado de Utoya (explorado, por ejemplo, en la película de Erik Poppe o la de Paul Greengrass), Gjermund Erikssen construye 'Furia', en donde se cruza la vida de un policía (Pål Sverre Hagen) y una agente infiltrada (Ine Marie Wilmann) en un pequeño pueblo del norte de Noruega.
Neonazis locales, terroristas internacionales
Erikssen esboza un pequeño trampantojo al embriagarnos de paisajes nórdicos y del encanto de la zona. Tanto es así que, en lo personal, no me hubiera importado que los ocho episodios hubieran ahondado más en ese plano local. La célula neonazi de ese pequeño pueblo, su tapadera y su modo de llegar a las generaciones más jóvenes y de plantar discordias con los musulmanes es una parte francamente fascinante.
Obviamente, la trama necesita crecer orgánicamente y ese mundo pequeño que se le podría haber exigido es el mismo que la hubiera ahogado. Así, es en el momento preciso en el que saltamos de liga regional a primera división, con una exploración bastante panorámica sobre la lucha terrorista y su utilización de las herramientas.
La tesis que plantea la ficción es la de la bola de nieve, que va bajando haciéndose más grande y pasando de ser casi inocua a una iniquidad sin parangón. De un grupo local a algo más grande no hay tanta distancia como para no tenerlos vigilados.