Sonic Critica
by Albertocinefilo in
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30 by March by 2022
Los años 90 no se entienden sin Sonic. La mascota fue, durante una década, la única capaz de plantar cara a Mario, y la rivalidad entre Nintendo y Sega definió a toda una generación. En ‘Sonic: La película 2’ ('Sonic 2' de ahora en adelante) parecen muy conscientes de que, por mucho que ahora el erizo azul esté viviendo una segunda juventud gracias a juegos como ‘Sonic Mania’, su razón de ser pertenece a los 90. Por eso, esta secuela, igual que su primera parte, parece un regalo venido directamente por un portal temporal de hace treinta años. Tan simple y pensada para los fans… como terriblemente divertida.
El erizo en la habitación
Las críticas en los medios americanos han sido feroces, y todas señalaban algo aparentemente gravísimo: ‘Sonic 2’ no presta atención a sus personajes humanos. Después de ver la película, estos reproches están claramente mal enfocados. No es que ‘Sonic 2’ ignore las tramas de James Marsden, Tika Sumpter y compañía: es que, a estas alturas, deberían desaparecer por completo. Ralentizan el ritmo trepidante, no saben qué hacer con ellos y protagonizan las escenas más infantiles y vergonzantes de una segunda parte que aspira a mucho, muchísimo más.
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‘Sonic 2’ se crece cuando no hay ningún personaje humano tradicional en pantalla. Esta falta de constricción le permite disparar su imaginación, y es entonces cuando ella misma parece darse cuenta de que el material del que parte es una gozada, la libertad que tienen sensacional, los escenarios parecen sacados de un videojuego (ese templo repleto de trampas) e incluso los diseños de la batalla final no tratan de ocultar el cariño que le tienen todos los implicados a los héroes de Sega. Podemos ir más allá: las escenas con actores, Jim Carrey aparte, parecen, casi sin excepción, pegotes impuestos a última hora desde la productora, con unas tramas más propias de serie de Disney Channel que el resto del metraje.
En sus momentos más acertados (de los desastrosos mejor no hablar) se ve lo que la producción intenta hacer, mostrando el lazo afectivo entre Tom, el personaje de James Marsden, y Sonic, pero no funciona, es cursi y no tiene ninguna unión con la trama principal. Los críticos americanos estaban equivocados: no es que las tramas de los humanos estén poco desarrolladas, es que son un mero trámite para llegar a donde tanto los guionistas como los espectadores queremos llegar. Y ahí es donde esta secuela realmente cumple por todo lo alto.
Qué zorro es este zorro
Cuando ‘Sonic 2’ se centra en su cuarteto protagonista (que, por suerte, es la mayor parte del tiempo), se nota que todo el mundo se lo está pasando en grande. El guion amplía el universo que se planteó en la original e introduce nuevos personajes, relaciones, poderes y enemigos que funcionan como un engranaje perfecto. Poca cosa se puede echar en cara de una película que va tan de cara con la única intención de divertir teniendo a un erizo azul que corre muchísimo como protagonista absoluto.
Sonic sigue teniendo las mismas señas de identidad. Si funciona, no lo arregles: es gracioso, irritante y tiene un conocimiento sobre la cultura pop que no cuadra con su vida (aunque, sinceramente, ¿qué más da?), aunque esta vez hay un esfuerzo extra por darle algo más de profundidad y mostrar su lado más vulnerable. No funciona del todo, sobre todo en su relación con su (aparentemente) nuevo padre adoptivo, Tom, pero es más de lo que se hace con Tails, un personaje absolutamente plano que solo funciona como aliado y protegido del erizo, sin más desarrollo.