Alcarras Critica
by Albertocinefilo in
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26 by April by 2022
Hace casi cuarenta años que España no se llevaba el Oso de Oro del festival de Berlín. En 1983 fue Mario Camus y ‘La colmena’. Ahora es Carla Simón, que demuestra que las sensaciones que dejó con ‘Verano 1993’ no fueron un espejismo y rueda con el genio, la elegancia, la habilidad y el nervio de una maestra del cine. Cada plano de ‘Alcarràs’ es naturalismo y belleza durante un verano, probablemente el último de una familia de Lérida que ve cómo el mundo moderno quiere dejarles sin su modo de vida.
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Vaya melocotonazo
Carla Simón podría haber planteado esta historia como un terrible drama entre dos mundos, el rural y el urbanita, pero en su lugar ofrece, por pedante que suene, una tesis sobre las relaciones humanas. La familia de ‘Alcarràs’ es fundamentalmente humana: se tira a la piscina entre risas, va a las fiestas mayores, se pelea, se aleja, se quiere, se intenta comprender. Es un verano rural encapsulado en dos horas, con todo lo que ello conlleva.
Si en ‘Verano 1993’ Simón nos mostraba el punto de vista de las niñas protagonistas, en ‘Alcarràs’ amplía las miras, creando un relato intergeneracional. Vemos un conflicto afrontado desde la dulzura de la infancia, la transgresión de la adolescencia, la frustración de la madurez y la resignación de la vejez: el cambio continuo de puntos de vista aporta capas y personalidad a cada una de las personas que habitan en esa casa. Es desolador y al mismo tiempo esperanzador.
Alcarras
Y en el centro de todo, Quimet, un hombre complejo que trata de ser justo dentro de su rudeza, dando amor y apoyando a los suyos, en conflicto eterno con su hijo, que quiere seguir sus pasos pero a su manera. Quimet es un revoltijo de sensaciones: es la revolución mal interiorizada ante la problemática sin salida, el final injusto e inexplicable, la negativa a comenzar desde cero tras tener una vida ya hecha. Es tan difícil ser él como aguantarle, y su actitud distancia a la familia, aún sabiendo que es una pieza indispensable de la misma.
Supertazos y paneles solares
Se nota cuando alguien está hablando desde las entrañas porque es capaz de pintar matices y detalles que otros quizá habrían pasado por alto. En la primera escena, los niños de la familia Solé juegan en un coche abandonado con tazos ya desgastados pegados en la luna, una manera perfecta de situar la narración de la historia en la actualidad y abandonar los 90 de su película anterior: un coche con tazos no solo es un coche que se debe llevar la grúa, es un detalle muy específico que convierte una escena que podría ser impersonal en una vivencia. Todas y cada una de las escenas de ‘Alcarràs’ tiene detalles que las hacen sobresalir y ganar en realidad.