Reflexión
by Sonia Strong in
Personal
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23 by June by 2023
Resulta que cuando el amor te atropella, te das cuenta de que no era amor, que era otra cosa, algo poco sano, algo que no era para ti, algo con lo que no podías encajar. Algo que nos cegaba. Y cuando te alejas y empiezas a ver y a pensar con claridad, sientes que el amor es sólo una creencia, como aquellos que murieron en nombre de Dios sin jamás confirmar su existencia. Una idea. Un sentimiento de fe por lo que anhelamos que hubiera. Ahí entonces, algo en nuestra cabeza cambia y empezamos a vivir de otra forma, sin esperar nada de nadie, con escepticismo por todo, y por qué no, con una visión muy negativa y derrotista ante las relaciones. Pero nos amamos a nosotros mismos y nos negamos a volver a emparejarnos, porque así, ahora, somos felices. Pero es que luego, también resulta, que en algún momento inesperado aparece la persona que creímos imposible que existiera. La cabeza empieza a hacer ruido para advertir cuidado, el corazón empuja con fuerza para mantener cerradas sus puertas. Pero es que esa persona de verdad es especial. Es la versión deluxe de lo nunca visto. Y cuando quieres acordar, ya te has enamorado. Sin querer. Nos ha roto todos los esquemas. Te das cuenta de que todas las personas que afirmamos la imposibilidad del amor, acabamos dando un paso al frente y admitiendo que estábamos equivocados, porque en realidad no sabíamos nada del amor, que todo lo que habíamos vivido con aquellas otras personas era algo muy distinto; el amor no es que no exista, es que sólo existe cuando encuentras a la persona dispuesta a quedarse y a apostar tanto como tú. Gracias por aparecer, tú eres luz.