grand prix
by Albertocinefilo in
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25 by July by 2023
Mis veranos de niño, como los de tantos otros, saben a pueblo, aventuras en bici, partidas a la recreativa, verbenas, flashes y 'Grand Prix'. Y no es que el retorno de Ramón García fuera a devolverme una micra de esos fugaces momentos donde uno es feliz de verdad, pero sí ha sido un revulsivo contra una televisión lineal en absoluta decadencia entre Ana Rosas, debates y un clarísimo abaratamiento general. Ha sido un instante de pureza y diversión en un medio enfangado, un retorno a las bases del programa del abuelo y el niño que ha sabido ir más allá de la simple nostalgia.
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Por fin llegó el verano
Durante un tiempo, España se rindió a la televisión como espectáculo de masas, con concursos caros y grandilocuentes como 'El gran juego de la oca', 'La noche de los castillos' o 'Grand Prix', pero poco a poco fueron dejando espacio, adecuándose a un público avejentado, a programas que eludían tener que hacer algo más que sentar a cinco personas a que discutieran de sus cosas. Y era inevitable temer que el retorno de un formato mítico después de 18 años de espera (no tenemos en cuenta esas ediciones que Bertín Osborne perpetró en las autonómicas) se sintiera de cartón piedra y anquilosado. Por suerte, no ha sido así.
'Grand Prix', en 2023, ha sido toda una declaración de intenciones: toca solo lo justo para que se sienta nuevo pero sin que eso afecte al ADN del programa. Hay algo en ver a personas vestidas de bolos y bebés gordos recibiendo trompazos que da paz mental, y que curiosamente ha sabido encapsular mejor el espíritu Looney Tunes que el nuevo 'Castillo de Takeshi', que se notaba mucho más saneado: los trompazos son puro slapstick, acrobáticos y divertidos y los logros son auténticos cantares de gesta.
Dinosaurio
Incluso las nuevas pruebas, como Ki-monos (en la que los concursantes van vestidos como monos con kimono), no desentonan con los Troncos Locos o la Patata Caliente. Se nota que ha habido un gran trabajo de testeo, prueba y error para dar con los retos perfectos para divertir sin pasarse de rancio o novedoso. Son pruebas, literalmente, para toda la familia: desde el adolescente Tiktoker hasta el abuelo que añora tiempos más sencillos pasando, por supuesto, por el millennial cínico que ha recibido el retorno con los brazos abiertos. ¿Qué programa puede, hoy en día, vanagloriarse de ser capaz de juntar a toda la familia delante de la televisión?
Va a empezar, ya está aquí