Argylle
by Albertocinefilo in
About Pampling
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31 by January by 2024
En última instancia, cuando se apagan las luces de la sala y se enciende el proyector, lo que queremos es, de una manera u otra, sorprendernos. Que un plano sea algo que no hayamos visto en toda nuestra vida, que el guion sea tan inteligente que sepa driblar nuestra previsibilidad, que un final nos deje con ganas de más, que la explosión de luz y color se quede como fuegos artificiales en nuestra retina.
Queremos soñar, vivir en la película, dejarnos sorprender por las artes y las mañas de un equipo que cree en lo que está haciendo. Y es normal salir decepcionados ante una experiencia menor falta de carisma e interés. Por suerte, con Matthew Vaughn al mando, 'Argylle' hace que el folletín de aventuras cobre una nueva vida... y podamos sorprendernos de nuevo delante de una pantalla a base de mentiras y regates.
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Es sorprendente cómo, con un mismo punto de partida, pueden salir dos películas tan abrumadoramente distintas como 'La ciudad perdida' y 'Argylle'. En ambas una escritora de ficción acababa descubriendo que lo que escribía se hacía realidad, pero donde la primera acababa siendo un vehículo muy estándar para Sandra Bullock en el que podías adivinar cada paso del camino, en la de Matthew Vaughn no pasan quince minutos sin un golpe de efecto, convirtiéndose en una de las montañas rusas más divertidas del cine en los últimos años.
Por supuesto, tienes que entrar en el juego y no cansarte de que la película vaya moviéndote de un lado a otro de manera continua con un estilo propio repleto de secuencias de acción locas en un espectáculo de luz y de color majestuoso. 'Argylle' empieza con una secuencia de acción en Grecia entre la parodia y el homenaje al Ethan Hunt de 'Misión Imposible', pero es solo una bocanada de aire y un aperitivo de lo que está por llegar: a partir de ese momento, levanta el pie del acelerador solo para pisarlo a fondo, poco a poco, hasta una última media hora inaudita.