Pokémon

Hoy es el día en el que el mundo recuerda a una de las sagas más importantes de la historia. Ha roto records de todos los colores, incluso poniéndose por encima de grandes títulos de videojuegos en cuanto al número de ventas en sus lanzamientos. Ha sufrido incontables ataques de los que aseguraban que solo era un juego de niños, aquellos que renegaron de un pilar de su infancia para retomarlo cuando volvió la moda. Ha perdido el encanto y la magia de las primeras generaciones y se ha olvidado de cualquier tipo de lógica con tal de ser comercial. El fin de esta franquicia es inevitable por mucho que se salven año tras año. Ya hay más de 720 especies confirmadas y este año llegaremos de sobra a las 800. Criaturas amorfas, con nombres imposibles de pronunciar para la mayoría de los mortales, y tal vez nos encontremos con alguna realmente bella y elegante o aterradora y sencilla que nos haga caer en la trampa. Sin embargo, yo soy uno de esos locos enamorados que crecieron de la mano de unos juegos y una serie con casi tanto relleno como episodios totales. Y soy consciente de todo esto, pero no sé muy bien explicar por qué sigo tan aferrado a algo que no tiene nada de especial. La exclusividad del mundo pokémon murió cuando no dejaron de sacar nuevas regiones y especies y ya cualquier cosa podía entrar a formar parte del juego. Y tampoco hay una historia en condiciones que sostenga argumentalmete la serie; es siempre el mismo recorrido entre gimnasios y ligas sin ningún otro aliciente. Y en 20 años, el protagonista no ha ganado practicamente nada a pesar de poder tener un equipo, sin contar con los pokémon que liberó, digno del mítico Red. A estas alturas, su equipo formado por Pikachu (teniendo en cuenta los 20 años de entrenamiento y no dejándose vencer por un Snivy mierdoso), Charizard, Sceptile, Infernape, Noivern (cuando evolucione) y Greninja debería ser más que suficiente para ganar alguna Liga. Tampoco hay mucha evolución en los personajes para todo el tiempo que ha transcurrido por mucho que admitamos que Ash no es el mismo crío inútil del primer episodios, pero es que eso sería para borrar toda existencia de la serie.
En fin, supongo que los locos que hemos estado siempre ahí seguiremos estando. En mi caso, seguiré rememorando viejas glorias con mis juegos de tercera generación que me hicieron explotar del todo y seguiré pasando los ratos de aburrimiento con el juego de cartas online. Y, quiera o no, seguiré buscando merchandising de hasta quedarme agusto. Por cierto, tengo cierta curiosidad por saber cuál sería vuestro equipo ideal sin legendarios. Yo ya dejo el mío: Gengar, Absol, Flygon, Feraligart, Typhlosion y, no podía faltar, Jolteon. Obviamente, con más de 700 para elegir resulta imposible quedarse solo con seis, pero el banquillo lo dejo en secreto ;)