Esmalte de uñas amargo para roedores compulsivos

Sí, amigos. Tengo un serio problema de ansiedad que quemo a base de roer mis uñas como una liebre el día de siembra, así que me he echado un esmalte de uñas que sabe a rayos con tal de intentar abandonar este vicio. El esmalte lo compró mi hermano mellizo porque compartimos hábito, y ya ha destruido mis esperanzas diciendome que no sirve de nada, porque te acostumbras al sabor amargoso de ese potinge que por narices tiene que ser destructivo para el organismo.
La cuestión es que empecé hoy y logré pasar la tarde sin sufrir la "amarga experiencia" de llevarme los dedos a la boca para mordisquear mis uñas como si fueran pipas aguasal, hasta que mi mellizo, deseando mi desgracia, me rayó la cabeza. Me dice "a lo mejor sí que te has mordido las uñas pero no te has dado cuenta, porque pasa otras veces. Chúpate una uña para saber si fregando los platos no se te ha ido el esmalte" CABRÓN. PERO CABRÓN, CABRÓN. Pasé la punta de mi lengua por la uña del pulgar izquierdo y OH DIOS MÍO JESUCRISTO. Era como si en mi lengua se hubiera encaramado el caganer en mi lengua y se estuviera recreando, en serio. Intenté retener la saliba en la parte posterior de mi boca para que el sabor no se extendiera, y como el Judas de mi hermano no tuvo bastante con hacerme chupar la puta uña, me dijo que si tragaba la saliva se pasaba. Pues como en ese momento yo me paseaba por el pináculo de la más recurrente desesperación, en lugar de recordar que mi hermano es un malechor sin escrúpulos pues tragué saliva y aquel sabor surgido del averno para aterrorizar a la humanidad se extendió por toda mi boca y, para rematar, por toda mi garganta. Así que corriendo de cabeza a la nevera a buscar algo con lo que se me quitase aquel regusto a vómito de Pou, y encontré el bote de la leche condensada. Si nos veis a mí y a mi madre forcejeando, porque me eché un chorro sobrehumano por el gaznate y mi progenitora vio que yo iba enfiladita a por otro lingotazo de esa guarrería y vino corriendo a pararme los pies. Cuando me arrebató el bote pensó que había terminado todo, pero el esmalte seguía dandome un por culo significativo a los lados de la lengua y en mi incursión a la nevera encontré el spray de la nata y me puse fina filipina. Voy a criar un culo que flipas por culpa de la mierda el esmalte...