Soneto final

¿Os acordáis de que habían organizado un certamen de poesía en mi universidad? No os voy a decir que he ganado, pero solo porque el resultado se dará a conocer la semana que viene.
Lo que quería comentaros, básicamente porque me apetecía escribir y no sabía de qué, es que al final casi la lío. En las bases del concurso se pedía una composición de entre 10 y 80 versos de estilo castallano o italiano y que tratara la naturaleza del amor. El problema era que avisaron con solo 10 días de plazo y con un parcial parcial en medio y la primera semana de exposiciones (en la que yo era el primero, a lo kamikaze). No me habría importado hacer 50, 60 o incluso los 80 versos, pero dado el poco tiempo que tenía, las opciones pasaban por una décima o un soneto y, bueno, aunque me encanta la décima espinela, si consigo que un soneto me salga bien me puedo coronar.
Hice el soneto, del que os puse una parte en mi último blog, pero cuando lo acabé me puse a repasarlo con algunos compañeros y... digamos que la parte estilística la había bordado pero a la hora de entender lo que estaba diciendo parecía que me había puesto más ciego que Rubén Darío en sus mejores tiempos.
Total, que ahí me vierais empezando un soneto desde cero a falta de menos de 48 horas para el fin del plazo de entrega. Y después de dos noches dando vueltas por mi habitación me encuentro con que lo he terminado. Y no solo eso, sino que había conseguido que transmitiera algo al lector y además había utilizado más figuras retóricas de las que tenía en mente en un principio, y sin darme ni cuenta. ¿Sabéis esa sensación cuando haces algo y sabes que está bien? Pues el ego de poeta que me salió en ese momento me aumentó exponencialmente esa sensación al nivel de "me la acabo de sacar y el golpetazo que ha pegao en el suelo se ha oído en China".
Y nada, básicamente eso es todo. Buenas tardes ^^