Dignificando al ser humano
by Un Juntaletras más in
Personal
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28 by July by 2016
Siempre he pensado que algo no es bueno ni malo porque sí. Que hay siempre una razón para darle un adjetivo a todo en esta vida y que siempre se descubre por mucho que se intente ocultar. Así llegué hace tiempo a la conclusión de que el ser humano es, por naturaleza, una especie despreciable, sucia y cobarde como no hay otra en el planeta.
De este modo, lo digno del humano y la humanidad es aquello que consideramos malo o incluso como un insulto para nosotros, lo cual ya dice bastante de la autocrítica que tenemos o la hipocresía que derrochamos. Es por eso que hoy traigo una muestra de la verdadera naturaleza de estos animales con los que convivimos y a los que damos sombra y reflejo.
En uno de esos famosos y típicos grupos de Whats'app en los que no sabes muy bien por qué estás metido, empezó esta mañana una conversación en torno al nuevo peinado del novio de una chica sin estar ninguno de ellos en el grupo. Rápidamente, varias hienas se lanzaron a la carnaza para despotricar como tertulianos borrachos sobre ambos con comentarios que nada tenían que ver con el tema inicial y que cada vez iban buscando más el olor a sangre.
En vista de que la manada se hacía fuerte cerca del cadáver, los miembros nuevos e inexpertos en la materia se sumaron para llevarse un trozo de carne en forma de no exclusión del grupo mientras llovían las risas a costa del ametrallamiento a dos cuerpos ausentes. Y como así no tenían suficiente, fueron a derribar a otras dos chicas que tampoco estaban en el grupo con ataques de diferente índole. La naturaleza miró hacia otro lado ante semejante masacre en la que ya no se distinguía el hambre del placer sádico.
Llego a tal punto que la sangre formó un charco tan grande que mis huellas empezarón a teñirse de un carmesí sombrío. Y fue en ese momento que una de las bestias reparó en mi presencia y en que yo aún mantengo amistad con algunas de las víctimas y relación con las otras. Como un conejo cuando le dan las largas, se quedaron todos sin saber qué hacer. Las gotas de aquella agua roja y espesa aún goteaba por sus barbillas y sus garras. Se dijeros a ellos mismos que daba igual quién estuviera allí, que eso no les importaba. Casi como si fueran aficionados al voyerismo ajeno.
Sin embargo, dos mensajes más tarde, el tema de la conversación pasó inesperadamente a ser la política. Por alguna razón que desconozco, la posibilidad de unas nuevas elecciones en las que votar en blanco, nulo o no votar por cansancio y desidia ante la situación política actual brindaba más oportunidades de charla que el despedazar a alguien que está tranquilamente en la playa. Y lo entiendo viendo que hablaban de quemar colegios electorales, el Senado...
Pero lo más curioso fue lo que no sucedió. Y es que parece que nadie reparó en que es misma gente a la que se ejecutaba en privado sin jucio previo fueron antaño parte activa del grupo y amigos muy íntimos de la persona que inició la sangría, que hoy en día sigue sin tener valor de decir nada a la cara cuando se trata de algo por lo que pueden recriminarle su actitud.
No me digáis que no es una buena forma de dignificar al ser humano en estos tiempos que corren disfrazarse de animal con el cerebro más grande que la razón y buscar la carroña en víctimas que ya no están.
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