El Castillo ambulante

Seguimos con las grandes obras de Studio Ghibli. En esta ocasión sí haré algunos SPOILERS de la trama.
Para empezar, la historia se ubica en un mundo retrofuturista que bien podría ser una representación, y así lo creo, del Japón de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la ambientación se aleja bastante de la esencia de las películas bélicas y apuesta por una fantasía mágica con diseños de ensueño de los diferentes aparatos.
La acción gira en torno a un mago, Howl, y a una chica, Sophie, que sufre un hechizo de parte de una bruja por entrar en contacto con el mago. Dicho hechizo la vuelve una anciana, aunque hay momentos en los que recupera su apariencia original.
En la primera parte de la película, hay un protagonista indiscutible: la fantasía. Cuando ves a Sophie yendo en busca del castillo de Howl y descubres todo lo que hay en su interior te sientes maravillado por ese universo que se abre ante ti. Una puerta capaz de conducirte a varios lugares, un demonio de fuego que mantiene vivo el castillo, un niño aprendiz de mago que rebosa fantasía y mil y un detalles que te hacen soñar con cada plano. En ese aspecto, la película me recordó mucho a la primera de Harry Potter, que consigue hacerte creer de verdad que estás en un mundo de magia.
Por otro lado, la segunda parte de la película cambia totalmente. Mantiene la fantasía y la magia pero de una forma mucho más oscura. Ahora, los personajes tienen que huir y esconderse mientras la guerra entre dos reinos cobra fuerza. Vemos como Howl se transforma en una especie de ave gigantesca para combatir en el frente de batalla, lo cual acaba por producirle considerables heridas.
Finalmente, Sophie acaba salvando a Howl con la fuerza de su amor, la guerra se detiene y todos acaban felices.

Tengo que decir que la película me gusta mucho. Tiene algunos momentos, como los del espantapájaros, que llenan por sí solos la pantalla con una sencillez sublime, a pesar de lo forzado que me parece el final de este personaje. También aplaudo el tratamiento de la bruja y, en especial, del niño.
La ficha técnica es espectacular, con una animación de primera combinando clásico y moderno y una banda sonora que ya querría más de un grande de Hollywood.
Y me pongo en pie para aplaudir los mensajes. Esta película es un canto de amor a la vida, un grito desesperado contra la guerra y una declaración de amor al amor sin condiciones. Y está todo maravillosamente narrado, cosa que no siempre se consigue.
Pero a mí me falta algo. Me falta sentir esa fantasía de la primera mitad hacia el tramo final. Además, me parece que algunos elementos resolutivos quedan demasiado simples; es como si el mundo real que refleja la historia de la guerra fuera tan fácil como el mundo de fantasía de la magia. Y esto es algo que puede ser totalmente aceptable, y en cierto modo lo aplaudo, pero no es lo que yo personalmente esperaba.
Aun así, obra sobresaliente y que no te permite desperdiciar un minuto al verla.