Cucha qué Peli: Independence Day, contraataque

Colaboro en una revista quincenal escribiendo mis impresiones sobre las películas que veo en el cine. No son críticas porque no soy más que un aficionado. Iré poniendo por aquí los artículos pasados:

Independence Day: Contraataque nos llega veinte años después del estreno de su primera parte. Decir que Independence Day es mi película favorita de invasión extraterrestre (junto a Mars Attacks, pero por otros motivos) Iba preparado para que esta secuela fuese peor que su antecesora, pero no estaba preparado para lo que encontré.

El fundamento de la película se basa en una ucronía. Estamos en 2016 pero el mundo es bastante distinto al nuestro debido a la invasión de 1996. Gracias a la tecnología extraterrestre, el armamento así como el transporte han mejorado, habiendo trenes que levitan o aviones que viajan de la Luna a la Tierra en minutos sin recalentamiento de entrada. Sin embargo, los coches aún funcionan con gasolina. Políticamente hablando, todas las naciones conviven en paz y armonía. La presidente de Estados Unidos (personalmente, hubiese puesto en ese cargo a un millonario con tupé en vez de a una mujer, sería más divertido) para tomar una decisión como atacar a una nave alienígena consulta con los otros líderes mundiales, aunque al final hace lo que le da la gana.

Así las cosas, llega la invasión extraterrestre, comenzando por la Luna donde dejan para el arrastre una base. Nota para los líderes militares: Si tienes un rayo que tarda cinco segundos en cargarse para disparar, no hagas además una cuenta atrás de otros diez segundos, que te van a dispar antes seguro. La nave invasora es inmensa pues llega desde Londres a Florida, ocupando todo el Atlántico. Aquí el primer fallo gordo científicamente hablando de la película (si obviamos las explosiones con sonido en ausencia de atmósfera, como sucede en todas) y es que debido a la curvatura de nuestro planeta, la nave debería ser cóncava, pero mientras va por el espacio vemos que no es así. Por tanto, sí, podemos deducir que según esta película, la Tierra es plana.

Es casi imposible sentir empatía con ninguno de los nuevos protagonistas. Un trío de amigos con una historia previa que nada aporta a la trama y que se resuelve como por arte de magia. Respecto a los antiguos es más sencillo, sobre todo con el interpretado por Jeff Goldblum (David Levinson) y su padre. Will Smith prefirió no aparecer en esta secuela, así que algún guionista decidió que el capitán Hiller, el mejor piloto de las fuerzas aéreas muriese durante una prueba de vuelo.

El guión lo firman cinco personas, entre ellas el director de la cinta Roland Emmerich. No sé si por eso las distintas partes de la película están inconexas o si decidieron que los personajes fuesen totalmente planos para evitar posibles discusiones por la personalidad de los mismos. Tal vez decidieron que fuese completamente predecible y así no podían hacer spoilers unos a otros mientras escribían. Quizá un guionista escribía chistes genéricos y otro los metía en escenas al azar... Luego está el tema de la reina alien y la mente enjambre, algo novedoso en esta saga pero repetido hasta la saciedad en otras.

Pero no todo es malo. La banda sonora compuesta por Herald Kloser y Thomas Wanker, está bien. Aunque lo mejor es cuando en los créditos finales se escucha la partitura de David Arnold. Los efectos especiales son lo mejor de la película, destaca sobre todo la destrucción producida por la nave alienígena. Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, aunque ojo, amenazan con una tercera película.