Comparaciones en el arte
by Un Juntaletras más in
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5 by September by 2016
Hoy, aunque sé que es bastante temprano, voy a hablaros un poquito de las comparaciones entre series. Concretamente, entre animes, pero el argumento es válido para casi cualquier cosa.
Si hablamos de anime, de anime moderno, es inevitable que tarde o temprano salga SAO. SAO es una de esas series que si ves cuando eres pequeño o cuando te inicias en el anime te parece una puta pasada pero a medida que pasa el tiempo te das cuenta de lo inflada que está.
SAO es la referencia a la hora de hablar de mundos virtuales en los que el protagonista debe desempeñar un papel de héroe como en los videojuegos. Y precisamente ese modelo se ha utilizado con éxito dos veces este año en diferentes animes. Konosuba y Re:Zero.
Konosuba no aborda directamente el tema de un mundo virtual sino que trabaja sobre un mundo alternativo que podría entenderse como el limbo o un paraíso diferente al oficial, pero mantiene el mismo esquema. De hecho, dentro de ese nuevo mundo hay un sistema de trabajo mediante el cual cualquiera puede ser caballero, mago, paladín, ladrón, constructor... y deberán completar misiones para ganar experiencia y premios y subir de nivel; igual que en muchos juegos de RPG.
Sin embargo, desde prácticamente la primera escena, se ve que Konosuba es una parodia completa del género. Le dan la vuelta a todos los personajes y combierten los estereotipos clásicos de estos en todo lo contrario, haciendo que el héroe sea un pringado, que la diosa sea más humana que él, que la maga apenas sirva y que la paladín... Bueno, eso os lo dejo como sorpresa para los que no hayáis visto la serie, pero es el claro ejemplo de que es un mundo al revés.
Incluso se nota que es algo distinto en el opening. El opening empieza con una amanecer radiante sobre un pueblo de cuento de hadas y con los personajes muy felices justo antes de acabar derrotados y con el culo al aire, literalmente. En 20 segundos de opening te dejan ver que la serie es pura alegría y puro humor.
Y en el otro lado, totalmente opuesta, está Re:Zero. El que apunta seriamente a ser el anime del año podría entenderse tranquilamente como el ejemplo de cómo se tenía que haber hecho bien SAO.
Para empezar, se complican lo justo y necesario a la hora de introducir al protagonista al mundo virtual, que tampoco es tal. Simplemente está comprando un día en el súper y al salir se teletransporta a un mundo alternativo de fantasía. Todo esto gana consistencia cuando vemos que el chico es capaz de regresar siempre de la muerte a un punto en el espacio-tiempo en el que había estado poco antes. Eso, tan simple y criticado por ser una excusa barata para alargar la serie, de primeras es una muestra de cómo seria vivir en un juego en el que cada vez que mueres vuelves a un checkpoint, con la diferencia de que aquí el personaje sufre en sus propias carnes cada muerte.
Y vale que parece una premisa muy repetida y casi agotada, pero el guion, e-s-p-e-c-t-a-c-u-l-a-r, consigue que la serie avance sin ningún problema enganchando a todo el mundo (menos a haters).
Sí, se puede entender que en esta serie hay mucha parodia al género. Y es que la hay. Pero la mayoría está destinada a mostrar un mundo y unos personajes mucho más reales que los de los videojuegos y las series tipo SAO o Konosuba. A fin de cuentas, Re:Zero es un thriller con tintes de drama y con una elaboración de trama y personajes digna de cualquier superproducción occidental.
Y también se refleja en el opening (bueno, en los dos) el espíritu de la serie. En especial destaca el primero, en el que muestra que algo muy oscuro y siniestro se oculta detrás de esta historia que empieza con colores y temas muy alegres. Se ven también las personalidades de varios personajes y cómo cambian cada vez que el protagonista muere. Y se ve de maravilla la locura de este chico a medida que va muriendo una, y otra, y otra, y otra vez, sintiéndose cada vez más impotente y convencido de que tiene que salvar a todo el mundo, lo cual acelerará su locura hasta límites casi increíbles.
Y todo esto viene a que hace poco leí un artículo en el que se comparaban las películas Pixar con las de Disney. No se puede comparar algo tan diferente, algo que utiliza herramientas totalmente distintas y que parten de premisas sin ninguna relación. No se pueden comparar los caminos de cada estudio para alcanzar sus metas, que también difieren mucho.
Sería como comparar estas tres series: una que sirve de referencia (aunque de calidad discutible), otra que es una parodia humorística y otra que por momentos deja de lado la idea original porque llega un punto en el que no importa cómo se llegó ahí sino lo que se puede hacer en ese momento, igual que un buen thriller.
Sin embargo, hoy tenemos la manía de querer compararlo todo para ver quién es mejor que quién o qué es mejor que qué. Y me parece absurdo porque no extiste NADA, ninguna tabla ni regla ni nada, para comparar de forma objetiva el arte porque el arte es el reflejo más subjetivo del ser humano.
Al final, solo se consiguen dos cosas con este tipo de críticas o comparaciones.
En primer lugar, que nadie coincida. Evidentemente hay algunos puntos en los que es inevitable estar de acuerdo, como que El Padrino es una obra maestra del cine, El Quijote, de la literatura, o La Piedad, de la escultura. Pero cuando salimos de esas obviedades nos encontramos con un mundo en guerra entre los que defienden a un Joker contra otro, los que defienden que Crepúsculo es literatura de primer nivel y los que no, los que ven un genio en Woody Allen y los que lo odian a muerte... Así, vivimos continuamente enfrentados.
Y en segundo lugar, nos olvidamos de disfrutar del arte. Hay mucha gente que la primera vez que ve una película o una serie o la primera vez que lee un libro solo piensa en buscarle errores, machacarla, despedazarla, triturarla, pisotearla... Hay gente que solo busca ser más listo que el autor. Y para ello he visto auténtica majaderías en forma de teorías absurdísimas que hacen piruetas imposibles para desmontar un argumento o una simple escena. Yo la primera vez que veo una película o una serie o la primera vez qe leo un libro, quiero disfrutar. Quiero dejarme llevar por la historia y por los personajes. Quiero dejarme engañar aunque luego haga una revisión y vea que es una mierda. Pero cuando veo una nueva obra de arte por primera vez solo quiero dejar que me absorba por completo. Solo quiero soñar despierto por un rato.
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