Relato: Vesta - Arthur
by EagleFlyFree in
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23 by October by 2016
Otro relato localizado en el mundo de Vesta. Es una continuación al de Natalie (lo publiqué aquí hace un par de días, lo suyo sería leerlo antes) Como el anterior, lo escribí para una especie de ejercicio y alguna frase está un poco metida con calzador. No me lo tengáis muy en cuenta. Sucede años antes de las Cróncias de Vesta, una saga de libros de la que algún día retomaré su escritura...
Los padres de Arthur murieron cuando éste tenía un par de semanas de vida. Pero Arthur no era un huérfano más, él estaba destinado a sentarse en el trono de Ibelta. Denethor, hermano de su padre, fue el encargado de cuidar tanto de Arthur como del reino hasta que el heredero cumplió la mayoría de edad. Durante su juventud se comportó como un niño normal, dando muestras de un buen gusto artístico pues era aficionado a la pintura y a tocar la guitarra. Si algo se le podía achacar en aquellos días es que era un pelín caprichoso, pero nada fuera de lo común o que hiciera prever sus acciones futuras.
La mayoría de edad y, por ende, la llegada al trono de Arthur fue como una jarra de agua fría para todo el reino. Lo primero que hizo fue encerrar a su tío en una celda de cerradura especial. Según las palabras del monarca, fue porque durante su regencia se aprovechó de un cargo que no le correspondía y por poner frenos a sus deseos durante todo ese tiempo. Subió los impuestos al pueblo, buena parte de los cuales se destinaban a sufragar las continuas fiestas que se celebraban en palacio. Quitó la prohibición de los combates a muerte, muchos de los cuales se realizaban en esas mismas fiestas. Les arrebató privilegios a los nobles, algunos de ellos se rebelaron, pero el rey estaba dispuesto a borrar cualquier signo de insumisión.
El río Tamespiral se tiñó de rojo a su paso por palacio por la sangre de los enemigos a la corona, cuyas cabezas decoraban los alrededores del mismo a modo de advertencia. Ya que el Consejo Real, que elegían los ciudadanos del país de forma democrática, no aprobaba estas acciones, el rey disolvió el consejo. Los consejeros fueron encarcelados o ejecutados, dependiendo si se arrodillaban pidiendo perdón o no lo hacían.
Mientras, en el vecino y ahora decaedente país de Preußen, Treffenlesen fue elegido presidente. El preußiano estaba decidido a recuperar la otrora gloria de su patria, entre otras acciones pretendía recuperar las provincias más orientales de Ibelta, que hace tiempo pertenecían a su país. La intención de Treffenlesen era una anexión lo más pacífica posible, pero también sabía que era harto improbable, pues Arthur no se estaría quieto ante esa provocación. Ése fue uno de los detonantes de la Gran Guerra.
Se lanzaron bombas y se quemaron los campos ya no sólo del país vecino, sino también de las provincias en disputa, previendo en una posible derrota dejar lo mínimo al enemigo. Un comando de guerrilleros de Preußen se colaron en una de esas bacanales organizadas en palacio. Se colocaron estratégicamente por todo el salón y, de manera simultánea, acuchillaron a todos los presentes. Sólo quedó Arthur y estaba rodeado por completo. Viéndose en esa situación, al rey no le quedó más que gritar 'Yo soy la garra del león' en referencia al emblema familiar. Era una frase que había pronunciado más de una vez cuando quería imponer su voluntad y también fueron sus últimas palabras.
Henry, hijo de Denethor, fue quien le sucedió en el trono. Erigió de nuevo el Consejo Real y trató de imponer la normalidad en el país tras lo pertrechado por su primo y anterior monarca. La Gran Guerra se extendería en total por seis años, hasta que finalmente el bando en que se encontraba el país de Ibelta resultó vencedor tras el poderoso hechizo lanzado por los elfos oscuros. Algo que acabó con la mitad de la población de elfos del sol y que supuso la prohibición de la magia desde entonces a nuestros días.
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