Rogue One: Una historia de Star Wars.

Cuando empecé a hacer estas reviews me prometí a mí mismo que no iba a hablar en profundidad de las obras más grandes porque para darles lo que se merecen tendría que escribir muchísimos blogs con un tiempo que no tengo, por lo que solo me veréis hablar de ellas muy por encima. Y una de ellas es Star Wars. Sin embargo, acabo de llegar a mi casa de ver Rogue One y siento la necesidad de escribir algo.
Pero no voy a comentarla como otras películas o series. Lo que voy a hacer es aconsejar a los que todavía no tienen claro si ir a verla o no.
Sin rodeos: sí.
Para todos los grandes aficionados de Star Wars, vedla. Puede parecer que se sale del universo al que estamos acostumbrados, pero nada más lejos de la realidad. Tanto la primera mitad de la película como la segunda son puro Star Wars. Una es el planteamiento y las bases de la historia en entornos que saben a la trilogía original. Y la otra es un final con Star Wars inyectado en vena. Ni Disney ha infantilizado la película, ni el director ha sido infiel al corazón de la saga.
Y para los que no estén tan metidos en el universo, vedla. Puede que no captéis todos los detalles de la película ni las referencias al resto de la filmografía, pero es que no hace falta porque la historia, la película en sí, consigue tener una fuerza independiente más que suficiente para que merezca la pena verla. Y creedme que se disfruta sin ser un gran fan.
Tiene algunos errores, sobre todo en la creación y desarrollo de algunos personajes secundarios que resultan más que insulsos o algunos toques de humor innecesarios para que no resulte tan oscura (más de lo que ya es), pero sigue siendo una gran gran gran película.
Solo algo más para los que ya la han visto. Sin entrar en detalles, hay una escena al final, un momento, en la que cada centímetro de vuestra piel se ha erizado para dar paso a una taquicardia. ¿Sí o no? Si me decís que no, yo me desentiendo de este blog.