Malditos Bastardos
by Un Juntaletras más in
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13 by March by 2017
Hoy os traigo la review de una película de unos de los directores más grandes que ha parido el cine. Porque a este hombre lo parió literalmente el cine. De otra forma no se explica el manejo del medio que tiene. Y voy a avisar ya de SPOILERS porque creo que incluso la primera escena merece ser vista sin ningún tipo de información añadida.
Porque sí, Malditos Bastardos comienza con una escena que solo puede salir de la cabeza de un genio como Tarantino. Esa forma de crear una tensión cada vez mayor con una situación totalmente calmada. Ese personaje que podría haber sido totalmente arquetípico tirando del maniqueísmo y haciéndolo un malo maloso por el simple hecho de ser un nazi, pero lo convierte casi en un caballero. Lo hace humano justo antes de demostrarnos que es un monstruo capaz de cualquier cosa con tal de cumplir su objetivo, que en este caso no es otro más que eliminar judíos. Crea a un villano con el que incluso llegamos a empatizar en un primer momento pero que es en realidad un demonio metódico y al que no le importa mancharse las manos y estar constantemente en primera fila, tal vez para asegurarse de que el trabajo se hace bien o tal vez porque lo disfruta. Y si a alguien tan inteligente como Landa le añadimos el hecho de que a Tarantino se la suda completamente si tiene que matar a uno de sus personajes, surgen muchas dudas y muy reales sobre si los protagonistas podrán ganar.
Pero no es solo la construcción de los personajes. Es el mimo en cada detalle a la hora de filmar lo que hace que acabes esa escena con la cabeza volada. El diálogo que mantienen ambos personajes y que tiene una doble lectura en la que el campesino está firmando la sentencia de muerte de la otra familia, el aprovechamiento del idioma para seguir engañando a los que están escondidos, el posicionamiento de Landa cuando se pasea por el salón... Es sin duda una de las escenas mejor rodadas de Tarantino, lo cual ya es decir mucho.
Y cuando salimos de ahí tenemos a los Bastardos. Una vez más, el genio saca su estrella a relucir para presentar de una forma totalmente original a estos personajes.
Si lo pensamos, en cualquier otra película bélica, en especial en una en la que interviene USA, la presentación de los americanos y aliados en general debería ser épica y poniéndolos como los putos amos. Pero aquí no. Aquí se muestra a un grupo de canijos (que luego resultan ser realmente peligrosos hasta el punto de asaltar una prisión ellos solos y sin que nadie se entere) reclutados por un Brad Pitt muy lejos de su arquetipo de héroe atractivo que se dedican a torturar y masacrar a los nazis como venganza por el Holocausto y que se proponen acabar con Hitler. De hecho, el Bastardo al que llaman el Oso Judío hace su aparición como una estrella de béisbol, como un showman, mientras que el capitán nazi al que va a ejecutar a batazos se mantiene con honor hasta el final. Esa visión sería impensable en casi cualquier otra película.
Por lo tanto, y en solo unos pocos minutos, Tarantino ya nos ha presentado a los dos bandos principales con personajes totalmente atípicos pero a los que conocemos perfectamente con solo una pizca de información.
Pero volviendo a la caracterización de los personajes nazis, no quiero que parezca tampoco que Quentin los pone de buenos. No. Solo los humaniza. Como al soldado de la taberna que acaba de ser padre y a sus amigos. O como Zoller, del que hablaré ahora. Pero junto a todo esto, sigue habiendo una burla del nazismo brutal. A Hitler se le muestra como una caricatura barata. A Goebbels, el Ministro de Propaganda del Tercer Reich, lo muestra de una forma tan vulgar como es teniendo a una mujer a cuatro patas. Y se nota que Tarantino disfruta rodando cada acto de violencia hacia los nazis, pero consigue que todo encaje a la perfección colocando cada pieza en su casilla correspondiente en el momento adecuado.
Profundizando un poco más en la historia de Zoller y Shosanna, ¿a que no esperabais una comedia romántica firmada por Tarantino? Pues ahí la tenéis. Con el típico chico que se enamora de chica, pero chica pasa de él, entonces él la acosa un poquito y ella descubre que él es famosete y le consigue favores y honores de los altos cargos pero ella en realidad no le quiere y él se enfada y la historia termina como toda buena película de Tarantino y como deberían acabar muchas películas románticas: a tiros.
Zoller es un pagafantas muy capullo, hostiable en más de un momento. Y casi siempre tenemos la cámara desde un punto de vista que facilita el sentir lo mismo que Shosanna, es decir, el acoso y derribo del joven soldado y la tensión, el miedo y el asco cuando se reúne con los peces gordos, incluido Landa. Zoller evoluciona en el poco tiempo que tiene en la película y se da cuenta de que la fama y la gloria son muy insípidas sin el amor de Shosanna, pero cuando intenta convencerla por última vez ella responde que no es no, ante lo cual Zoller estalla interiormente.
Y otra de las grandezas de Tarantino en esta película es que presenta tres películas en una: la historia de los Bastardos para matar a Hitler, la historia de Shosanna para matar a Hitler y la historia de Zoller y su amor por Shosanna. Y a las tres podríamos poner como nexo de unión a Landa. Sin embargo, la genialidad reside en que las tres historias solo se acarician entre ellas.
Normalmente, cuando se plantea más de una trama importante en una gran historia es presumible que se acabarán cruzando en algún momento y que o bien se afectan de igual forma o bien una afecta al resto más que cualquier otra. Aquí no. Aquí hubiera dado igual que Shosanna no quemase el cine porque los Bastardos habrían completado su misión. Y si ellos no lo hubieran hecho, el cine habría ardido de igual modo. Y que Zoller mate a Shosanna en el final de su propia historia importa también muy poco porque el encargado de prender el fuego es su ayudante y verdadero amor, que se encuentra en ese momento muy lejos de donde se desarrolla la acción.
Y ya se me olvidaba, pero no puedo cerrar sin destacar algo tan evidente que puede resultar invisible. ¿Qué hay en esta película que no hay en ninguna otra (que yo sepa o recuerde) del género bélico? Judíos. En ninguna película bélica se muestra de una forma tan cruel y real la situación de los judíos en la Segunda Guerra Mundial. Se ha mostrado en cine, sí. Un ejemplo clarísimo es la que posiblemente sea la gran obra maestra de Spielberg, La Lista de Schindler. Pero eso es drama, no cine bélico.
Y ahora sí, hasta aquí mi pequeña review de Malditos Bastardos. Porque creo que ya dije alguna vez que me niego a analizar en profundidad las influencias de Tarantino. Joder, es que de verdad hay pinceladas de todo el cine del mundo y de la historia en sus películas. Incluso en esta que seguramente sea de las más suaves en ese aspecto (aunque ya digo que estoy a años luz de poder captar todo lo que enseña este hombre). Como remate me quedo con la muestra definitiva de amor al cine que hace Tarantino en esta película otorgándole a un cine el honor de ser el horno crematorio de la cúpula política y social del nazismo.
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