Reflexión de domingo n° 1

Imagina que nadie tiene miedo. Imagina que nadie se esconde. Imagina que nadie se avergüenza de sus diferencias, si no que presume de ellas. ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo contar todo lo que te hace imperfecto, o lo que tú crees que te hace imperfecto? que esa es otra; porque es probable que estés equivocado. Cuando alguien empieza a importarte, te plantas delante de el o de ella y le dices “mira esto es lo que hay, soy así” con lo que sea. Da igual como seas, da igual lo que te guste, lo que te sobre o lo que te falte. En una cama, sin máscaras, somos salvajemente iguales. Así que, ya que te desnudas, desnúdate de verdad. Y simplemente dilo, lo que te vuelve frágil, lo que te hace vulnerable, lo que te impide mostrarte como eres de verdad. Puedes decirlo como quieras, escríbetelo en la piel, grítalo, o haz un grafiti en la pared de un parque, pero dilo. Porque decirlo te hará invencible. No voy a mentirte, es complicado, pero puede que un día cualquiera aparezca alguien que te haga sentir que esas taras no importan. Porque no importan. Busca a esa persona, a quien borre tus complejos, a quien lama tus inseguridades, a quien cure tus taras.