Relato: Crónica de mis inicios
by EagleFlyFree in
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3 by August by 2017
Llevo mucho sin escribir ficción, más aún que sin escribir en el blog de Pampling =P pero hace unos días sí que escribí algo... Os pongo un poco en antecedentes, para el juego de rol Vampiro: La Mascarada en el que empezamos una partida hace un tiempecito (dos sesiones llevamos) hay una especie de guía con varias decenas de preguntas para crear el trasfondo de tu personaje. Como pasaba de responder así en plan examen, lo hice un poco más novelado y aquí os lo presento:
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Dejad ante todo que me presente. Mi nombre es Jack Soulster y, desde hace unas pocas noches soy un vampiro. Pero permitidme comenzar por el principio.
Nací en un pequeño pueblo del condado de Beaufort, en Carolina del Norte, hace ya veintitrés años. Tuve lo que se suele decir una infancia normal, todo lo aburrida que podáis imaginar. Hijo único de padre abogado, mis progenitores siempre quisieron que siguiera sus pasos, pero el mediar en las disputas entre granjeros desde luego no era para mí.
Fui al instituto de Knoxville donde iba aprobando todo más bien por los pelos pues siempre me interesaba más el arte. Gracias a las caricaturas que hacía en clase conseguí mis primeros ahorros y me compré una guitarra eléctrica de segunda mano. También por esa época empecé a aficionarme por el tema paranormal, comprándome un par de libros de ocultismo. Ambas cosas que mis padres desaprovaban.
Al acabar los estudios decidí cambiar de vida y salir de casa. No es que me escapase, pero tampoco fue algo especialmente amistoso. Aún así, aún mantengo cierto contacto con mis padres, nos llamamos en ocasiones especiales y alguna vez he ido a cenar allí en Acción de gracias. No les gusta lo que hago hoy día, pero dentro de lo que cabe, lo respetan.
Mis dos primeros años en New York no fueron fáciles. Vivía compartiendo un apartamento y apenas podía ganarme la vida pintando o tocando la guitarra en el metro. Allí conocí a Kyle Jordan, quien aún hoy día me hace de mánager. Gracias a él uní las cosas que me gustan y se las podemos ofrecer a un público más elitista que es quien me paga las facturas.
Mis actuaciones no son al uso. Para empezar no tengo una agenda de conciertos ni nada parecido. Éstas se anuncian por redes sociales con una antelación que varía entre las dos horas y los cuarenta minutos. La entrada es siempre gratuita hasta completar el aforo. El dinero que gano es el resultante de subastar la obra pictórica que he realizado en directo. Obras con diferentes técnicas o temáticas pero que siempre están firmadas con mi propia sangre. Acostumbro a estar yo solo en el escenario, musicalizando con guitarra eléctrica, pintando y recitando.
Vivo en un ático al sur de Manhattan, que también es mi estudio. Desde que soy una estrella y mi vida sucede básicamente de noche, decir también que le debo mucho a mi secretaria personal, Natalie Rushman. Ella vive justo enfrente de mi apartamento y se encarga prácticamente de todas las tareas mundanas. Y si os lo preguntáis, sí, también nos acostamos juntos con relativa frecuencia.
Pero no todo lo que trae la fama es positivo. También te crea enemigos y yo tengo el mío propio. Su nombre es Joseph Sephard un telepredicador empeñado en desacreditarme. Considera mi arte una herejía, en una ocasión casi arruina una actuación, desde entonces la vigilancia se ha incrementado. Por suerte, mis seguidores son más en número y más fieles que los suyos. No creo que haya apenas unos cientos de personas que sigan su programa en todo el país.
Creo que también es interesante que cuente mis dos últimas actuaciones, pues pienso que de algún modo me han traído hasta aquí. La penúltima fue en New York y supuso subir un escalón más en lo que a bizarrismo se refiere. Tras crear con mi guitarra la base intrumental, desde el techo descendió la que sería modelo y paleta, una mujer desnuda con los brazos estirados en cruz. Tras hacerle pequeños cortes por distintas partes del cuerpo, mojé el pincel en su sangre y la pinté en un gran lienzo convertida en un ángel. En mi última actuación, en Denver, tras una introducción musical con la ópera Carmen, de Bizet, comencé a pintar en cuatro láminas de metraquilato. Es una técnica que ya había usado en otras ocasiones y que al unir las cuatro láminas aparece la obra al completo. La imagen que apareció fue la de una persona a la que no conocía ni había visto antes, sin embargo estuvo presente durante el espectáculo y fue quien ganó la subasta final.
No sé quién me convirtió en vampiro, lo que sí sé es que dentro de no mucho tiempo, él sabrá quién soy yo.
Jack Soulster
Extraído por Francisco J. Almagro (Fly)
(Y una imagen del personaje, que sí, físicamente se parece bastante a Light Yagami)
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