Aventuras veraniegas
by Avrien in
Personal
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26 by August by 2017
Cinco días en el Pirineo de Huesca. Cinco días de rutas, incluyendo lagos, laderas, montañas, el monasterio en el que se guarda el Santo Grial, bunkeres post Guerra Civil, bosques encantados, pueblos medievales... todo lo bonito que el Pirineo puedo ofrecer.
Ahora, de dos rutas largas, dos grandes aventuras.
Para ir a Ordesa y Monte Perdido , hay que subir en autobús porque el acceso está limitado a 1800 personas (lo que me parece maravilloso) Como el día que fuimos estaba hasta arriba y no subían más autobuses hasta quién sabía cuando, pero no se cuentan los peatones, así que nos subimos andando (lo que supone casi 3 horas de cuesta arriba en montaña) más las casi 7 horas de ruta que íbamos a hacer. No habría sido tan espectacular si no fuera porque Julio Armesto nos abandonó a mitad de camino (porque estaba cansado 😒) y hubo que socorrer a una señora que se desmayo a mitad de camino (Pablo MacTémur es médico y es lo que le toca) Todo esto nos retrasó bastante y queríamos ver unas cuantas cascadas, así que en el camino de vuelta tomamosun caminito paralelo, con la mala suerte de que nos perdimos y acabamos bastante lejos del lugar donde estaba el pobre Julio. Nos dividimos, Alvaro Pascual Santamera fue arriba a buscarle y nosotros dos continuamos por ese camino hasta la pradera, con el tiempo justo para pillar el último autobús que bajaba del Monte. Situación pues: divididos, en la más completa oscuridad , escuchando lobos, búhos, viendo los arbustos de los lados moverse sin saber que había detrás, y con el miedo de perder el autobús y de no volver a encontrar al resto del equipo. Lo pillamos por los pelos. Todos a salvo.
Por si no fuese suficiente perderse un día, acabamos de llegar de visitar el ibon de Piedrafita, hemos seguido las invitaciones de un "amable" pastor para acortar el camino de vuelta, que no ha consistido sino en descender un barranco para luego tener que subir hasta arriba de nuevo, ya que abajo estaba cortado por zarzas y árboles muy densos. Todo esto ya casi anocheciendo, llevándonos todas las zarzas, cardos, espinas y bichos de la comarca, sin más agua que el que unos simpáticos vascos nos habían regalado, antes de aconsejarnos que no atravésaramos campo a través (😌). Una vez que encontramos el camino , volvimos a desviarnos, como si la primera vez no hubiese sido suficiente. Conseguimos llegar al parking horas después, con dos botas menos.
Sin embargo, a pesar de estas desventuras, soy de la opinión de que sin estos pequeños infortunios no me lo había pasado tan bien.
:)
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