Pequeños hechos grandes gestos

He estado ausente últimamente por las recuperaciones y el comienzo del curso, y voy a seguir estándolo unos días más, pero me acaba de pasar algo que quiero compartir.

Ya en otros post he hablado un poco de esto, pero lo que me acaba de pasar me lo ha recordado y me gustaría retomar el tema. Con el comienzo del curso he vuelto a Granada (puesto que estudio en la UGR). Hoy me he acercado al chino más cercano a donde vivo, para lo cual hay que cruzar una calle de un carril sin semáforo en los pasos de cebra. Esto supone un pequeño, o gran, riesgo para los que no vemos muy bien. El caso es que a la vuelta estaba parada esperando para cruzar por el paso de cebra y un señor se me ha acercado y me ha sujetado del brazo con el que llevo el bastón y, me ha preguntado si quería cruzar y si quuería que me ayudase. Después de decirle “sí, por favor” me ha cruzado la calle aún agarrándome el brazo del bastón, al llegar al otro lado me ha preguntado hacia dónde iba y si quería ayuda para cruzar la siguiente calle, le he dicho que no iba a cruzar y le he dado las gracias a lo que me ha respondido “a ti siempre”.
Vale, ahora analicemos:
-El acercamiento: bien.
-El cruce: habría sido mucho mejor que me hubiese preguntado cómo necesitaba que fuese nuestro contacto, ya que prefiero ser yo quien se agarre o, al menos, que si me sujetan sea por el brazo libre no por el del bastón pues eso me impide que lo use bien.
-Una vez al otro lado: me encanta que me preguntase si necesitaba ayuda para el siguiente cruce, ya que estábamos en el típico cruce en el que se juntan 4 pasos de cebra.
Y la despedida me ha hecho pensar en un tendero, por eso del “a ti siempre” que es lo que suelen decir.

Más allá de la ejecución del hecho lo que quiero recalcar es el hecho en sí. Llevo ya una semana en Granada y os aseguro que no es la primera vez que necesito ayuda para cruzar, pero siempre o, al menos, el 95% de las veces que me ofrecen ayuda son hombres mayores de 60 años quienes lo hacen. Y muchos de ellos se ofrecen aunque no estén pensando en cruzar de calle y luego tengan que volver o estemos en un paso de cebra con semáforo sonoro.
¿Por qué son solo estos hombres, en general, quienes me ofrecen ayuda? Es cierto que la gran mayoría de veces no saben cómo hacerlo pero siempre se ofrecen. Porque se les educó para ofrecer auxilio a quien lo necesite, porque aunque no sepan de discapacidades saben de la necesidad y de ayudar, se les inculcó respeto por otros y aprendieron a ayudar al prójimo.

Por eso hago un llamamiento para recordaros cuanto puede ayudar y significar un simple gesto, una simple pregunta como "¿necesitas ayuda?" o "¿quieres que te ayude?" a algunas personas. Por favor, un grano de arroz es de mucha ayuda para llenar un plato, un granito de arena es el comienzo para una montaña, hacer gestos tan simples como este y otros que os he comentado en mis post de “Iniciación a la discapacidad” es muy significativo para las personas por quienes os tomáis “la molestia”.

Muchas gracias de antemano de parte de esas personas a las que os ofreceréis a ayudar, o eso espero.