¿Sabías que...?
by gatetnegre in
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5 by July by 2010
Resulta casi imposible que podamos hacernos cosquillas a nosotros mismos. Es una simple cuestión de percepción sensorial y alerta psicológica. Por un lado, el hecho de que nos pillen prevenidos resta capacidad de sorpresa al acto, y como lo vemos venir, atenuamos la capacidad de sorpresa al acto y, con ella, la respuesta de alerta. A ello hay que añadir que nosotros mismo nos bombardeamos con estímulos de todo tipo sobre nuestro cuerpo; así que este ya no los registra con tanta intensidad, porque si no, no discriminaría que sensaciones deben ponernos en guardia y cuáles no. Cualquier movimiento, roce o cambio de postura no violentos se reciben en el cerebro sin excitación alguna. Así, cada vez que llegue un estímulo externo lo discriminamos enseguida. Por contra, si otro nos hace cosquillas, nuestro sistema sensorial advierte varios cambios, como son la temperatura de quien nos toca, la intensidad, el tacto áspero y otras variables físicas. Y si a ello sumamos el factor sorpresa, el éxito es aún mayor.