Yo

Yo.


Yo era aquella chica en la que nunca nadie se fijaba. Yo era aquella chica que parecía invisible. Yo era aquella chica que parecía no estar ahí. Yo era aquella chica a la que nadie escuchaba, ni veía, ni sentía. Yo era aquella chica que solo existía para meterse con ella.
Yo era aquella, pero ya no. Desde el día en que me propuse cambiarlo.
Ahora todos se fijan en mis sitio de clase. Todos creen verme. Todos creen sentirme y escucharme. Sigo siendo invisible pero ahora ya no se meten conmigo. No, ya no. Desde el día en que decidí hacerlo, y, saltar de la azotea.
Morí, todos los ojos se fijaron en mi cuerpo, pero mi alma no está ni en el cielo ni en el infierno. Quizás porque el cielo es demasiado bueno para mí y porque el infierno fue mi vida con ellos.
Al menos ahora se acuerdan de mí, lo dicho, todos creen verme, todos creen oírme, todos creen sentirme sentada en aquel pupitre que ahora para ellos está vacío. Pero no, yo sigo ahí, sigo asistiendo a clase aunque ya no figure en la lista.
No se si mi misión es atormentar, pero los que se metían conmigo ahora se están volviendo locos. Es lo que tiene la vida, nunca sabes con qué te sorprenderá. Yo no hago nada, yo nunca manejo ningún hilo, al contrario que ellos, que lo hicieron muchas veces conmigo. Yo ahora, simplemente disfruto del espectáculo que la vida me ofrece antes de que llegue el tiempo de marchar, ya sí, hasta lo que algunos llaman "el cielo".

Escrito por Jesús SF el 15/11/2017.