Relato de mi autoría
by franjo97 in
About Pampling
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3 by December by 2017
Se buscan musas
El otro día, mientras deambulaba sin rumbo en busca de inspiración, me topé con un gran amigo al que no veía desde hacía ya bastante tiempo.
Nunca le había visto con tan mal aspecto. Desde el primer instante supe que algo lo perturbaba y le traía de cabeza.
Y eso que no acostumbraba a mostrar sus emociones fuera de una hoja de papel.
Cuando me vio intentó camuflar la preocupación de su rostro, dejó salir la sonrisa más protocolaria del mundo y me saludó con un ímpetu de alguien que quiere escurrir el bulto para no hacer saltar las alarmas.
Sin embargo, fue demasiado lento para un observador como yo.
-Verso libre, hacía mucho que no te dejabas caer por aquí. Parece que tú tampoco quieres cuentas con nosotros, quizás por eso te veo tan bien.
- No puedo decir lo mismo de ti. Te he visto mil veces con mejor aspecto que el que presentas. ¿Qué ha pasado? ¿Ocurre algo grave?
- ¿Algo grave? ¿De verdad me lo estás preguntando? ¿Acaso no has oído las últimas noticias? ¿En qué mundo vives si se puede saber?
- No lo sé, la verdad es que he estado un poco desconectado últimamente. ¿Me quieres contar de una vez que pasa? No creo que sea algo tan malo.
- Malo no, mil veces peor. Una verdadera catástrofe.
Las musas. Sí, no me mires así, por tu cara de incredulidad, intuyo que llevas sin escribir un tiempo. Si, amigo mío, las musas se han largado.
Ya no hay poetas capaces de doblegar versos, la razón se ha impuesto a la emoción del corazón.
Somos pocos los que sobrevivimos respirando en papel, cada vez menos.
Yo mismo estoy sufriendo los primeros síntomas, cada vez tengo más problemas para encontrar rimas.
Maldita la hora en que escribí esas rimas sobre aquellas aves.
Ahora mis propias palabras se vuelven contra mí. Ya nadie nos lee, estamos quedando reservados a un hueco de una estantería sumergidos en la eternidad de una mota de polvo.
Ya no soñamos amigo mío. La soledad se ha implantado en nosotros y no nos deja perdernos en mares de hojas en blanco.
Tendrías que haber visto a Fénix, no levanta cabeza. No duerme de un tirón desde hace meses. Está obsesionado, muchos afirman que se ha vuelto loco, esta vez de enfermedad y no de amor, me temo. Solo es capaz de balbucear Amarilis, creemos que fue la última de sus musas. Una auténtica desgracia.
-¿Fénix dices? Pero si siempre tenía un nuevo verso en la boca. Era el más pícaro y astuto poeta que he conocido. Siempre atento a cualquier susurro de creación que una musa le produjera. Sería descabellado por no decir imposible que el sufriera la mudez en la poesía.
- Imagínate pues, la gravedad de la situación.
Y me temo que todo empeora.
Hazme caso, no vuelvas a escribir. Resguárdate en todos los garabatos que tengas en el cuaderno, antes de que acabes como nosotros.
“La soledad es hermosa, cuando se tiene a alguien a quien decírselo”.
Ahora mi castigo es estar solo sin una musa que me sacie esta hambre de poesía incontrolable.
Ya no vienen las oscuras golondrinas a mi balcón, solo se llorar en silencio viendo sus nidos abandonados a la intemperie. Son reflejo de mi corazón, cualquier día yo también sucumbiré a la cordura de la realidad y quedaré silenciado por la corriente de lo normal y social.
Me alegro de verte, siento ser portador de tan malas noticias. Pero increíblemente ahora que más deberíamos hacer falta, estamos en peligro de extinción. Ya no hay musas. Ya no hay nada.
Dicho esto, me abrazó y siguió su camino. La pena me inundó y no pude responderle, no era capaz de articular palabra.
Bécquer no era capaz de encontrar una rima. Bécquer sin sus golondrinas, el mundo había perdido el poco sentido que esa alma con forma de hombre le había otorgado.
Ahora que ha pasado el tiempo, entiendo lo que me dijo aquel majestuoso poeta.
Ya no tengo musas, siento ese vacío, mi cuaderno se ha convertido en un almacén de folios en blanco.
Por esa razón estoy escribiendo este anuncio. Por favor, si alguna musa me lee que se ponga en contacto urgentemente conmigo. Es de vital importancia, por favor hay muchos versos en juego, muchos poemas que estas esperando posarse en el papel, crear fantasías y anhelos a todos aquellos que se atrevan a leerlos.
No hay mucho que ofrecer a cambio, por eso quizás estamos en crisis los que nos queremos dedicar a esto de sangrar en cuadernos y morir en prosa.
La soledad ya no acepta más cheques, y la compañía nunca estuvo con tantos números rojos.
Solo tengo un corazón dispuesto a amar sin límites ni condiciones. Miles de latidos acompasados con susurros que depositar en un oído cómplice que se conjugue con noches en vela.
Como el náufrago que lanza una botella a las fauces del mar, en un intento de salir de su destierro, yo envío esta nota con la esperanza de encontrar una casualidad que aguarde un destino que la sorprenda.
La esperanza ya se marchita, cada vez el fin está más cerca.
Todo queda vaciado de sentido.
Mi mano deja caer el boli y mi corazón retiene cuanto puede mi último latido.
Solo llego a escribir tres palabras.
Se buscan musas…
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