Sueño.

Y allí estaba yo, en aquel café tan famoso, con mi nombre en el vaso que la chica había escrito mal. No se por qué a la a gente le cuesta tanto escribir mi nombre. Supongo que por la "h" intercalada pero esto ya era pasarse.

En aquel momento entró él, un chico alto, de pelo castaño y ojos verdosos, estaba bastante bien a decir verdad, pero sin dudarlo aparté la mirada de él y seguí fijandome en el frappuccino que tenía sobre la mesa, pues, después de todo, ¿quién iba a fijarse en mí?

Como si me hubiese leído el pensamiento, el chico se acercó a mi mesa y dijo con una voz suave a la vez de cálida: "Yo, yo puedo fijarme en ti".

Tras esto un estridente ruido comenzó a sonar "beep, beep". Era la alarma, todo había sido un sueño, un sueño que había materializado mi más profundo deseo, el deseo de ser amado. Después de todo nadie se fijaría en un tipo como yo, y menos en este mundo, un mundo devastado en el que solo quedo vivo yo y alguna que otra cucaracha...

*Todo esto fue escrito en una caja de pastillas para dormir que había sido vaciada previamente, tras esto la caja nunca más volvió a ser abierta.


Escrito por Jesús Santos Fdez. El 11/01/2018.