CRÓNICAS DEL PANTANO
by Avrien in
Personal
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14 by April by 2018
Hola, soy Marta, y acabo de andar durante 5 minutos por un pantano de aguas verdes cubriendome hasta las rodillas. Aunque realmente esto no lo veréis hasta dentro de un tiempo, ya que no tengo internet. ¿Cómo? ¿Que no tiene Internet y se ha metido hasta las rodillas en un pantano y no ha dado marcha atrás al darse cuenta de la bobada que está haciendo? Pues efectivamente, esa soy yo. Rara, supongo que especial, que es un eufemismo. Una persona que prefieres andar durante 3 horas pegada la costa para no pagar un billete de autobús que la dejaría en un castillo en cinco minutos. Pero que sin embargo, gracias a eso, se lo ha pasado de miedo metiéndose en islas medio cubiertas por la marea (de nuevo, calándose), y viendo todo tipo de aves marinas en libertad. Y liebres gigantes. Alguien a quien no le da miedo arriesgarse a caerse por un acantilado por disfrutar un poquito más a fondo de un país que le vuelve loca. Alguien que sí, no es muy buena con las indicaciones que se le dan, y en vez de encontrar la ruta fácil se cuela por un pantano, y en vez de volver atrás, decide que, una vez que ya está mojada, le da igual seguir hacia delante. Y creo que en realidad esto es una lección de vida para mí misma. Porque generalmente, no es que me lleve muy bien conmigo. Prefiero ver las cosas que se me dan mal o las tragedias que me pasan, en vez de pensar el increíblemente buena que soy para solucionarlas. Que no me importa que las cosas vayan mal una vez que ha empezado la cuesta abajo, que buscaré una manera de llegar a la cima a pesar de todo. Alguien que no tiene miedo a la muerte y la desea menudo, pero que en realidad tampoco tiene miedo de vivir hasta las últimas consecuencias. Parque ya, después de bajar una montaña que en realidad tampoco me importaba tanto, me estoy secando, y me acuerdo de la aventura del pantano con muchísima gracia . Porque todas esas cosas estúpidas que me vuelven alguien extraña e insoportable, también me vuelven muy especial, un personaje del que no me importaría leer. Porque una de las misiones de este viaje a Escocia era la de encontrarme a mí misma. Anda, Marta, cuando estés deprimida lee este texto.