Cucha qué Peli: Ready Player One

Colaboro en una revista quincenal escribiendo mis impresiones sobre las películas que veo en el cine. No son críticas porque no soy más que un aficionado. Iré poniendo por aquí los artículos pasados, como siempre, sin spoilers:

Ready Player One es la última joya que nos trae Steven Spielberg. Una cinta basada en la novela homónima de Ernest Cline, en la que el mismo Spielberg salía referenciado, sin embargo prefirió omitir la mayoría. La adaptación es del propio Cline y Zack Penn.

En el año 2045 la gente vive sin nada interesante que hacer. Es por eso que se conectan a OASIS (Ontologically Anthropocentric Sensory Immersive Simulation) un juego de realidad virtual con miles de millones de usuarios que interactúan entre sí y con el entorno. Su creador, James Halliday, al morir hizo un sorprendente anuncio, había escondido un huevo de pascua dentro del juego, para dar con él, antes había que encontrar tres llaves y, quien lo hiciese, heredaría OASIS. Tras cinco años, los jugadores sólo saben que hay que completar una carrera motorizada.

Wade Watts es un joven que vive con su tía y el novio de ésta en un apartamento de Columbus (Ohio) Pero también es Parzival, un gunter (aquellos que siguen buscando el huevo) que investigando la vida de Halliday y su socio pretende encontrar las pistas que den con las llaves, contando con la ayuda de sus amigos virtuales Hache y Art3mis. Nolan Sorrento, director de la corporación IOI, también está interesado en el huevo y utilizará todos los medios a su alcance para ello.

La historia no es nada nueva. Una distopía, una megacorporación malvada, un héroe que pasa por el descubrimiento, la pérdida, el aprendizaje y el enfrentamiento. Una chica, el amigo del héroe, un movimiento de liberación... Sin embargo, la forma de contar esta historia sí es nueva (una leve similitud con Matrix) un mundo real y un mundo virtual y conflictos que traspasan de uno a otro.

Pero si por algo destaca Ready Player One es por las referencias, cientos de ellas. La cinta de algún modo homenajea películas, videojuegos o música desde los años 70 hasta nuestros días, con especial énfasis en la década de los 80. Referencias presentes durante todo el metraje, algunas muy claras, otras no tanto, pero es un divertido ejercicio el ir buscándolas como huevos de pascua.

Es la cuarta ocasión en su larga carrera en que Spielberg no cuenta con John Williams para la banda sonora, siendo Alan Silvestri el elegido como compositor. El score recuerda mucho a los clásicos de aventuras de los 80 pero al mismo tiempo es completamente original. Los efectos especiales son de lo mejorcito, la escena de la carrera es de lo más visualmente apabullante que se ha visto.

Una película con un público objetivo claro en aquellos que crecimos en la década de los 80 y los aficionados a la cultura de esa época. Espectacular y divertida a partes iguales, no ganará el Oscar a mejor guión pero hace disfrutar al espectador objetivo como pocas.