La magia de la conexión
by SackPlanet in
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19 by November by 2018
Cuando un niño abre un grifo no puede disimular su cara de asombro al ver que sale agua. Lo mismo le ocurre cuando pulsa al interruptor de la luz y la habitación se ilumina. Son acciones tan cotidianas que los adultos, con nuestra mermada capacidad de asombro, ya no somos capaces de admirar. A ojos de un niño son procesos casi mágicos, y a poco que los mayores nos detuviéramos a pensarlo, nos daríamos cuenta de lo extraordinario que hay detrás de muchas de nuestras pequeñas rutinas.
¿Nos hemos parado a pensar qué ocurre cuando llamamos a alguien al móvil? ¿No es realmente sorprendente que nuestro interlocutor, esté donde esté, pueda comunicarse con nosotros en cuestión de segundos? Podría parecer un gran truco de magia, pero detrás de este asombroso hito de las telecomunicaciones hay un complejísimo entramado tecnológico que nos permite viajar con nuestra voz a cualquier punto del planeta en un instante. Antes de la irrupción del móvil, el proceso de una llamada telefónica era más sencillo, fundamentalmente porque sabíamos dónde estaba el receptor de la llamada: en su casa, en su oficina, siempre junto a un terminal fijo. El prefijo y el número del teléfono nos indicaban hacia dónde había que dirigir la llamada. Pero cuando aparecieron los terminales móviles surgió un nuevo reto: encontrar al interlocutor estuviera donde estuviera, incluso si se encontraba en pleno desplazamiento. “En el mundo de las telecomunicaciones móviles, la red debe resolver dos problemas fundamentales: a quién va destinada la llamada y cómo se llega hasta ese sujeto”. Así lo resume Teresa Herrero, Gerente de Estrategia y Capacidad de Red de Telefónica. Para hacer esto posible es necesaria una compleja infraestructura, compuesta principalmente de estaciones base, controladores radio, centrales de conmutación, kilómetros de cable y bases de datos. Además de una supervisión permanente y en tiempo real para garantizar la calidad de cada una de los más de 300 millones de llamadas que se producen cada día en un país como España. Cada vez que marcamos un número de teléfono, nuestra petición de llamada “vuela” a través de las ondas electromagnéticas, que emiten en una frecuencia determinada dentro del espectro reservado para este tipo de servicio, hasta una de las más de 22.000 estaciones base que Telefónica tiene desplegadas en nuestro país.
Estas estaciones base son las que garantizan la cobertura y, conforme nos desplazamos, nuestra señal va pasando de una a otra, según su proximidad. “Cada estación base puede cubrir hasta 70 km si las condiciones de propagación son óptimas, pero Telefónica tiene las estaciones mucho más próximas entre sí para garantizar la mejor cobertura”, nos explica Andrés Ruiz, Gerente de Optimización Radio de Telefónica. En ocasiones, cuando hay un aumento del número de usuarios -por ejemplo, en verano en las playas, o en grandes concentraciones de gente como un mundial de fútbol- es necesario reforzar la cobertura de las estaciones base con otros sistemas, que normalmente son vehículos que se desplazan hasta esos lugares para atender el aumento de la demanda telefónica.